Cuando hablamos de las 7 grandes artes es muy sencillo trazar interrelaciones entre unas y otras. Y es evidente que la pintura o las bellas artes se retroalimentan en nuestro campo de trabajo y nos ayudan a expresar nuestras ideas para finalmente materializarlas en el plano real.
Esta retroalimentación entre artes no solo se queda aquí, sino que evoluciona y se adapta a los tiempos para generar nuevas relaciones. Una de las más conocidas es la vista con el cine y la arquitectura, donde escuelas como la Bauhaus apostaron por este nuevo arte para hacer llegar su obra a un público mayor. Además, muchos arquitectos se valieron del mundo de la escenografía como tablero de experimentación para expandir sus ideas arquitectónicas.
Sigfried Giedion, arquitecto modernista suizo y defensor de las ideas propuestas por la Escuela de Chicago, reconoció que era el cine el único medio capaz de convertir la arquitectura moderna comprensible para la sociedad. El artista exponía que proyectos como las casas de Le Corbusier y Pierre Jeanneret podían ser expuestas al gran público mediante la gran pantalla. Pero no solo eso, sino que también podía lograr convertir a la arquitectura moderna en algo deseable y hacerla popular entre las masas. De hecho, en una translación a nuestros días, es destacable el uso de la escenografía de arquitectura tradicional y contemporánea que se hace en los videoclips de artistas como C. Tangana, donde monumentos como la Catedral de Toledo, la Casa Carvajal o la Iglesia de Santa Ana juegan un papel crucial en la escenografía.
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