Más allá de lo visual: relaciones entre arquitectura y música

on 2 junio, 2023

“¿No has observado al pasearte por la ciudad, que entre los edificios que la componen, algunos son mudos, los otros hablan y otros, en fin, los más raros, cantan?” (Paul Valéry, 1923). Esta es una de las muchas analogías que se han establecido a lo largo de la historia para unir dos conceptos que, a priori, muestran trayectorias diferentes: música y arquitectura. Sin embargo, si hablamos de las estructuras de armonía, composición, base, ritmo o equilibrio, ¿no son sino multiplicidades que convergen entre ambas?

Estructuras y relaciones entre la arquitectura y la música

El preciso orden compositivo bajo el que se sustentan estas formas de expresión humana ha favorecido, históricamente, un punto de encuentro entre arquitectos y músicos que da origen a esta hibridación entre estructuras. Por ejemplo, la “armonía”, entendida como el equilibrio de las proporciones entre las distintas partes de un todo, es compartida en ambos conceptos. En música, su estudio implica los acordes y su conexión para generar un conjunto ordenado de notas superpuestas que conforma la obra, mientras que en la arquitectura es la disposición ordenada y congruente de los elementos constructivos que dan lugar al edificio.

A su vez, ambas artes trazan secuencias — elementos que se suceden unos a otros y guardan relación entre sí — que adaptan sus significados a las características inherentes de cada una de ellas. Un espacio móvil y temporal pensado por y para el beneficio de la psique humana donde uno comunica arquitecturas en el tiempo, la música; y el otro, arquitecturas en el espacio. Dos universos claramente diferenciados, el acústico y el visual, pero conectados a lo largo del transcurso de la historia.

Un breve análisis de la génesis del todo

Antigua Grecia

Las relaciones armónicas ya eran conocidas en la Antigua Grecia, pero es Pitágoras, absorbido en la idea de una ciencia musical, quien encuentra las relaciones en las consonancias musicales. El autor define una tipología espacial entre los intervalos y enmarca el concepto en una medida matemática fija. Así queda reflejado en la leyenda de “Los martillos de Pitágoras”, la cual relata la historia de cómo el matemático y filósofo descubrió los intervalos fundamentales de octava, quinta y cuarta cuando escucha el sonido de unos martillos al pasar por enfrente de una herrería.

Sin embargo, Pitágoras no estaba buscando consonancias musicales, sino que veía la música como un modelo numérico para dar respuestas a la realidad. Sea como fuere, logró expresar esta relación armoniosa en una expresión matemática, dando lugar a una proporción perfecta equivalente a 0,618, el número áureo, base de la armonía y de la arquitectura clásica. De hecho, si analizamos la fachada del Acrópolis de Atenas y disponemos un rectángulo ficticio sobre ella, podremos observar cómo se cumple esta relación armónica con una proporción 1:1,618.

Acrópolis de Atenas y su proporción áurea

Acrópolis de Atenas y su proporción áurea

No obstante, la relación entre música y arquitectura no queda aquí. Y es que, los maestres griegos introducen los órdenes arquitectónicos. En resumen, se trata de una serie de reglas geométricas y matemáticas por las que cada elemento queda puesto en relación con las dimensiones del conjunto. Pero, ¿no es esto sino la búsqueda de consonancias armónicas? La fusión entre música y arquitectura es más que clara.

Renacimiento

En un contexto histórico en el que la arquitectura gótica predominaba prácticamente en toda Europa, el espíritu renacentista supuso una ruptura que buscaba redescubrir el ideario clásico. Una antigüedad considerada como el modelo perfecto y cuyas bases, junto al humanismo, regresaron para guiarnos hacia una nueva visión del mundo.

El renacer del mundo clásico — y por lo tanto de las consonancias armónicas — vino acompañado de diversos líderes y teóricos, siendo considerados Alberti, Serlio y Palladio los principales protagonistas. Y es que, el descubrimiento de antiguos tratados de arquitectura clásica como De architectura de Vitruvio, fueron la base de estos artistas para dar lugar nuevas interpretaciones de aquel arte. Así, Alberti, en su obra De edificatoria y Della statua e Della pittura, vuelve a poner en el foco una ciencia matemática que acerca las artes plásticas a las consonancias musicales. La relación entre ambas disciplinas estaba de vuelta.

Relaciones proporcionales en la fachada de Sta. María de Novella, Florencia

El plano contemporáneo: un momento de grandes cambios

El comienzo del siglo XX se caracteriza por ser un periodo histórico repleto de grandes cambios a nivel mundial. Una danza de teorías e ideas que afectó a distintas esferas y que a nivel artístico supuso la deconstrucción de lo ya establecido para dar respuesta a nuevos paradigmas.

Así, en el plano musical, la crisis del sistema tonal significó la búsqueda de nuevos códigos lingüísticos, dando lugar a escalas musicales nunca vistas. Las matemáticas vuelven a ocupar un lugar en la música y artistas como Claude Debussy, creador de la escala de los tonos enteros, hacen uso de la proporción áurea en varias de sus obras. En este sentido, La mer de Debussy, es uno de los mejores ejemplos en el uso de esta estructura, siendo considerada como una de las obras más importantes del autor. Sin embargo, otros compositores como Arnold Schönberg rompieron directamente con el aspecto tonal establecido y dotaron a sus obras con un nuevo sistema musical: el atonal.

 

Esta ruptura estructural vuelve a poner en foco la relación entre la música y la arquitectura. Y es que, ambas artes, quedan sumergidas en este proceso de deconstrucción que dio origen a nuevas metodologías y sirvió a diversos artistas para establecer una complicidad compositiva entre ambas disciplinas. Así, nos encontramos ejemplos tan característicos como el Pabellón Philips, el Museo Judío o la Casa Stretto.

Pabellón Philips

Con motivo de la celebración de la Exposición Universal de Bruselas de 1958, cuya temática estaba relacionada con la luz y el sonido, el atelier de Le Corbusier recibe el encargo de realizar el diseño del Pabellón Philips. El arquitecto suizo, teniendo en mente la temática de la exposición, imagina una composición vinculada plenamente con la música. Para llevarla a cabo, pidió la participación de dos figuras que jugaron un papel crucial en su desarrollo: Iannis Xenakis, compositor y arquitecto, para realizar el concept design y el desarrollo arquitectónico, y Edgar Varèse, quien compuso la música que se iba a proyectar en el interior del Pabellón. Y es que, Le Corbusier no solo se remitió a la construcción de una estructura, sino que concibió su obra como un todo, como un Poème électronique donde arquitectura, sonido e imagen se fundieron para sumergir al público en un espacio de ensueño.  

Pabellón Philips diseñado por Le Corbusier y Iannis Xenakis

Pabellón Philips diseñado por Le Corbusier y Iannis Xenakis

Para lograr este cometido, ambos arquitectos plantearon un asombroso diseño basado en la representación en clave arquitectónica de Metastaseis, una obra musical de Xenakis que se basa, principalmente, en el uso de curvas del glissando (efecto de sonido que consiste en subir o bajar de manera constante y progresiva la altura de un sonido haciendo que se escuchen todos los sonidos intermedios). Es este concepto el que dio lugar al peculiar aspecto del Pabellón, donde tres puntas actúan como principal eje vertebrador para crear diferentes formas hiperbólicas recubiertas con paneles de hormigón.

Partitura de Metastaseis y planos conceptuales del Pabellón Philips

En el Pabellón Phillips apliqué las mismas ideas básicas que en Metastaseis: como en la música, estaba interesado en el problema de ir de un punto a otro sin interrumpir la continuidad. En Metastaseis, la solución me llevaba a los glissandos; en el Pabellón la respuesta me la dieron los paraboloides hiperbólicos” (Xenakis, 2009, p. 145). Lo que representa el Pabellón Phillips opera más allá de una simple relación entre disciplinas. Se trata de un ejemplo de interacción absoluta entre lenguajes. Un proyecto de vanguardia realizado a través de música que volvió tangible lo intangible.

Museo Judío de Daniel Libeskind

El Museo Judío de Berlín no es solo un simple lugar. Es una obra de grandes dimensiones a nivel físico y espiritual que busca sensibilizarnos y sumergirnos en uno de los hechos históricos más relevantes acontecidos en Europa: el holocausto judío. Alejándose del museo tradicional, el arquitecto polaco Daniel Libeskind plantea su obra como un gradiente de emociones. La descomposición de la estrella de David – símbolo de relevancia para el sionismo – sirvió para dar forma a un edificio cuya planta queda proyectada a través de tres ejes. Estos marcan el recorrido por las diferentes salas del museo y tienen por objetivo mostrar sensorialmente las vivencias de los judíos durante el genocidio. Pero, ¿qué conexión tiene esto con la música?

Museo Judío de Berlín

Museo Judío de Berlín

El pasado de Daniel Libeskind como músico y virtuoso del violín, así como su ímpetu por lograr una arquitectura irracional y estimulante, le llevó a interconectar el Museo Judío con la música. Así, el polaco encontró en el compositor Arnold Schönberg la figura perfecta para ejecutar dicha relación. Y es que, al final del segundo acto de una de sus obras más conocidas, Moisés y Aarón, el compositor austriaco genera un movimiento inconcluso que conduce hacia un silencio infinito. Esta ausencia de sonido es la que inspiró a Libeskind para crear en el Museo Judío una atmósfera de máxima tensión sensorial con el objetivo de transmitir al público el horror y el miedo sufrido en aquella época.

Para lograrlo, el arquitecto dota a los tres ejes con una estanqueidad acústica y pequeñas aperturas hacia el exterior que dejan entrar la luz en sus “espacios ciegos”. En el exterior, destacan los recorridos inclinados mudos, los cuales surgen para lograr un efecto de desorientación en los visitantes que les permita generar una conexión sentimental. Además, su pavimento está formado por unas láminas de acero con expresiones de rostro horrorizado que, al pasar sobre ellas, emiten un sonido metálico y grave que pretende “incomodar” intencionalmente a los visitantes.

Pasillos interiores en el Museo Judio

Pasillos interiores en el Museo Judio

El Museo Judío de Daniel Libeskind no es solo un proyecto que nos recuerda uno de los hechos históricos más relevantes de Europa, sino que es un gran ejemplo de como música y arquitectura queda sumidas en una afinidad conceptual que es capaz de generar un arte en el que versan mutuamente.

Stretto House de Steven Holl

La Casa Stretto, diseñada por el americano Steven Holl, es uno de los primeros proyectos donde el arquitecto desarrolló su interés por la música. La obra fue un encargo de unos clientes con gran gusto por el arte y la arquitectura, hecho que influyó positivamente durante un proceso creativo en el que Holl fue dotado de una libertad absoluta.

Jardines y zona de agua de Stretto House de Steven Holl

Jardines y zona de agua de Stretto House de Steven Holl

El terreno en el que debía desarrollarse la vivienda contaba con múltiples peculiaridades que el arquitecto quiso aprovechar. Sin embargo, la más importante era un arroyo que atravesaba la parcela y alimentaba tres pequeños estanques que dejaban fluir el agua mediante cascadas. Conversando con sus alumnos, Holl les pidió consejo para encontrar una fórmula en la que estructurar su proyecto, a lo que uno de ellos le propuso inspirarse en la forma musical de un stretto. El arquitecto encontró aquí una relación conceptual entre disciplinas, pues esta estructura musical describe la superposición de los temas en una obra, de la misma manera que el agua del arroyo se superponía en los diferentes desniveles. Partiendo de esta relación, Holl basó la composición formal de la vivienda en la obra del compositor húngaro Béla Bartók, cuya pieza Stretto para cuerda, percusión y celesta” comienza con dicho recurso en su primer movimiento.

Axonometría Stretto House. Steven Holl Arquitectos

Axonometría Stretto House. Steven Holl Arquitectos

La vivienda fue ideada para albergar cuatro áreas encadenadas que se superponen entre sí. El arquitecto dotó a cada una de ellas con diferentes rasantes y materialidades para simbolizar los cuatro movimientos con los que cuenta la obra de Bartók. Para ello, Holl no solo conecta los bloques mediante elementos superpuestos – Stretto–, sino que juega con la materialidad de cada uno de los elementos de la vivienda para representar diferentes sonidos. Así, los materiales robustos y macizos como los empleados en los bloques simbolizan la percusión, mientras que aquellos más ligeros como el acero y el vidrio representan los sonidos más armónicos. En su exterior, la naturaleza es la principal protagonista. Un conjunto con una gran frondosidad y formas orgánicas que Steven Holl relaciona con el tercer movimiento de “Stretto para cuerda, percusión y celesta”, en el cual los instrumentos de cuerda toman el papel de la naturaleza y generan una dualidad sonora frente a los más pesados.

Boceto e infografía Stretto House de Steven Holl

Boceto e infografía Stretto House de Steven Holl

La Casa Stretto es adaptación y compresión del lugar. Una combinación entre tradición y modernidad que, junto a una genial ideación creativa de Steven Holl, consigue articular diferentes conceptos mediante la música para crear un espacio único repleto de luz.

Más allá del espacio-tiempo

La relación entre arquitectura y música es una realidad que ha estado presente a lo largo de toda la historia, evolucionando y dando origen a elementos donde converger. Se ha creado una conexión que conjunta espacios de experimentación en el que las ideas actúan como un pequeño motor que despierta sentimientos y pone sobre la mesa nuevos métodos compositivos. Aquí, no importa conocer cuál de las dos influye sobre la otra, sino de disfrutar como ambas se inspiran.

Sobre el autor

Guillermo Megías

Guillermo Megías

Graduado en Publicidad y Relaciones Públicas y especializado en Comunicación e Industrias Creativas por la Universidad de Alicante. Su trayectoria profesional le ha permitido trabajar en diferentes grupos de trabajo y proyectos de emprendimiento. Desde 2020, ejerce como responsable de comunicación en ADORAS, estableciendo las líneas estratégicas en materia de comunicación y coordinando diferentes equipos de trabajo. Además, lleva a cabo trabajos de analítica web, diseño gráfico, fotografía y redes sociales.

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